En el Bonsai no se puede haber prisas, cada cosa a su tiempo. Todo es casi ceremonioso. Siempre estamos corrigiendo algo, al diseño le vemos continuamente un no se que, que no nos acaba de gustar.
Las ramas no nacen donde queremos o donde nos hacen falta.
Los crecimientos son más lentos de lo que queremos. A la naturaleza no se la puede cambiar. Esta calma es el mejor antídoto contra las prisas y el estrés de hoy.